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conservar o utilizar el Patrimonio Cultural

Ya sabes que desde aquí, Patrimonio Inteligente, nos gusta abrir debates sobre el Patrimonio Cultural. Por eso muchos de nuestros artículos se enuncian con una pregunta, con el fin de que te la plantees tú misma. Hemos comentado en otras entradas el valor del Patrimonio cultural, si merece la pena su conservación, cómo hay que conservarlo y demás planteamientos que esperamos te hagan reflexionar sobre el propio Patrimonio Histórico.

Si damos por caso que sí, estamos de acuerdo en que se debe conservar el Patrimonio Cultural, te vamos a plantear ahora otra cuestión derivada de esta afirmación. ¿Debemos limitar el uso del Patrimonio para su conservación?

Conservar el Patrimonio cultural: un problema de nuestro tiempo.

No te creas que todo el mundo está por la labor de conservar el Patrimonio Cultural. El otro día escuché en una cadena de radio de ámbito nacional (la más escuchada de música) una persona que decía que para qué malgastar dinero en cosas viejas y del pasado cuando hay mucha gente pasando hambre que lo necesita más….

A mí me chirriaron los oídos pero como ves, no es un debate con unanimidad en absoluto. Pero imagino que si estás leyendo estas líneas estarás de acuerdo conmigo en la necesidad de conservar el Patrimonio.

¿Por qué conservar el pasado?

Pues porque es un legado de nuestros antepasados. Fruto de nuestra historia, nuestras creencias, nuestras vivencias y nos enseña lo que fuimos, nos otorga identidad. Nos enseña de dónde venimos y permite conocernos mejor como sociedad e individuos y, por tanto, nos ayuda a entender los problemas del presente.

Pero claro, conservarlo no tendría sentido sin darlo a conocer. Sin poder disfrutarlo. Sin poder conocerlo. ¿Si no de qué vale conservar entonces?

Por tanto, conservar el pasado conlleva intrínsecamente su propio uso; ya sea este la simple observación o su visita o estudio. Ante esta tesitura – conservación y uso- nos enfrentamos a muchos retos con el Patrimonio que empiezan por la toma de conciencia.

Para que la conservación y el uso puedan ser posibles debemos tratar de educar a la sociedad en Patrimonio. Enseñar a que la gente ame su pasado y así evitar que alguien reniegue por un micrófono de alcance nacional que conservar el Patrimonio no sirve de nada.  

Aquí tienes algunas medidas para llevar a cabo una buena conservación del Patrimonio Cultural.

Nos es coleccionismo. Es conservación.

A diferencia del coleccionista, el Patrimonio cultural no pretende coleccionar u ostentar objetos del pasado de forma individual, no. Todo lo contrario más bien. Desde la gestión del Patrimonio lo que se pretende con la conservación es su difusión y disfrute. Nada de ostentar de forma irracional. La conservación del Patrimonio conlleva su enseñanza y aprendizaje del pasado.

No obstante, muchos de los museos de los países occidentales tienen su origen en colecciones privadas. Pero estas colecciones surgieron con una idea totalmente distinta a la que defendemos aquí. Por eso un museo no es un “almacén de objetos antiguos” sino un centro donde conocer y aprender.

Desde el pasado siglo, las sociedades modernas se han preocupado de uno u otro modo, por conservar su legado. De ahí que hayan surgido instituciones internacionales que se ocupan del Patrimonio Cultural como leyes nacionales para proteger ese pasado. Y esto hizo que proliferaran museos de todo tipo a partir de colecciones que pasaron de tomar polvo en alguna ostentosa finca y pasaran a galerías públicas.

Uso del Patrimonio sí. Pero no abuso

Pero el hecho de que podamos usar nuestro Patrimonio y disfrutar de ello no quiere decir que podamos hacer un mal uso de ello. El principal objetivo es conservarlo, que perdure. Y si para eso tenemos que limitar ciertos usos lo haremos. 

Tal es el caso de muchos yacimientos musealizados o rutas culturales que sirve de reclamo turístico y que atrae a miles de turistas. No podemos generar un turismo de masas pues ello no es sostenible y conlleva irremisiblemente a destruir los recursos culturales y, por ende, la destrucción de los bienes. 

Consiste en encontrar el equilibrio entre Conservación y uso del Patrimonio Cultural. Porque la conservación del Patrimonio Cultural conlleva su uso. Pero con criterios. 

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