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Objetivo de un museo: educar

Dime la verdad, cuando has visitado una ciudad, ¿no te has sentido un poco mal si no has visitado el museo? Todos nos hemos sentido culpables alguna vez por eso. Hace unas semanas reflexionábamos sobre las visitas a los museos preguntándonos esas cosas y más. Si realmente estamos en la obligación de ir o si es necesario visitar el museo de la ciudad cada vez que hacemos turismo urbano.  Puedes leer el artículo aquí.

Pero hoy, vamos a poner por caso que de vez en cuando visitamos algún museo y vamos a plantearnos otra pregunta que también dejamos en el aire en el artículo anterior

¿Realmente educan los museos?

Es más…

¿Es necesario que lo hagan?

Los museos son (o deben ser) toda una experiencia. Del tipo que sea. Pero creo que lo peor para una institución como un museo es no dejar huella en el visitante. Sea éste el tipo de visitante que sea: hombre, mujer, adulto, joven, educado, inculto….

El valor de un museo debe medirse por el impacto que provoca en la visita. Lo que deja tras de sí, las preguntas que hace plantearse. Una persona, cuando pasa por un museo debe sentirse provocada a plantearse preguntas, a cuestionarse ideas y a reflexionar sobre lo vivido. Para eso es un museo.

Ahora bien, ¿es esto educar? Por descontado. Se asume, por norma general, que la mera visita a un museo es una actividad educativa. ¿Pero qué queda realmente tras la visita al museo? Mucho depende de lo que ofrezca el propio museo: actividades, itinerarios, exposición, recursos audiovisuales, etc.

Por esta razón, es importante establecer una planificación educativa desde el principio, pues la exposición debe girar en torno a esos objetivos generales que el museo quiera cumplir con el público. Por más que contemos con un público entregado y deseoso de aprender, si la exposición y los recursos museísticos no cumplen con el propósito, ese público no obtendrá la riqueza de lo exhibido.

enseñar en el museo

 

Para aprender de un museo no basta con exponer las piezas

La simple muestra o exposición de piezas en una vitrina acristalada no genera inquietud ni provoca ningún tipo de aprendizaje en el visitante. Hay que ir más allá, involucrar al visitante y provocarlo.

“Dime algo y lo olvidaré.

Enseñame algo y lo recordaré.

Involúcrame en algo y los aprenderé”

Confucio

Uno de los principios educativos en todos los niveles consiste en hacer para aprender. Tenemos que involucrarnos en aquello que estamos haciendo para aprenderlo. Cuando entramos en el museo debemos provocar la interacción entre la exposición y el visitante. Ver, oír, tocar, sentir… Experimentar por uno mismo es la mayor experiencia de aprendizaje que podemos realizar.

En nuestro proyecto museístico de Alfaro, partíamos de la idea de enseñar. Contábamos con unos materiales para exposición y, en torno a ello, propusimos un proyecto expositivo con el fin de llegar a la gente y que se pudiera transmitir el valor de lo expuesto, la historia y la cultura de la región. Para ello, nos basamos tanto en la estrategia expositiva de los materiales como en su presentación y recursos audiovisuales para explicarlos e involucrar al visitante en ellos.

enseñar en un museo

Si quieres educar, necesitas un plan.

Si queremos que un museo eduque, debemos elaborar un proyecto, marcarnos unos objetivos y comprobar si los cumplimos.

Y para conseguir objetivos educativos debemos basarnos en los principios que sigue cualquier institución educativa. El plan educativo debe seguir las directrices que se usan en un colegio o un instituto. Un programa, unos recursos, unas actividades… con el mismo objetivo: educar.

[Tweet “Experimentar por uno mismo es la mayor experiencia de aprendizaje que podemos realizar”]

Aunque puestos en lo que nos atañe, un museo tiene la dificultad de que es por y para todo el mundo. Diferentes tipos de personas, diferentes perfiles socio – culturales y un mismo objetivo. Por eso se debe contar con recursos para todos.

Por eso, teniendo en cuenta que la audiencia es muy heterogénea, se deben plantear objetivos heterogéneos para cada tipo de personas.

Los principales objetivos educativos de un museo giran en torno a conocimiento y la provocación. En otras palabras, lo que se aprende y lo que provoca en el visitante. Y dependiendo del tipo de visitante deben ser unos objetivos u otros, pero siempre atendiendo al conocimiento y la provocación.

No cabe duda que las piezas ocupan un lugar importante en los museos pero éstas no son el único recurso educativo de un museo. Los objetos deben provocar preguntas y conducir al visitante a un conocimiento más profundo complementándolo con otros recursos educativos dependiendo del perfil del público.

 

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