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¿Divulgar o difundir el Patrimonio cultural?

Si hablamos de poner en valor el Patrimonio Histórico nos referimos irremediablemente a dar a conocer el  Patrimonio Cultural puesto que el Patrimonio carece de valor si no se acerca a la ciudadanía.

Ya sabes que el verdadero valor de los bienes culturales no son objetos de ostentación. No son piedras preciosas o monedas de cambio. Son objetos que permanecen y representan una cultura, una tradición y una historia. La historia de un pueblo.

¿Cómo se dan a conocer los bienes culturales?

Y su puesta en valor se refiere al trabajo necesario para que perdure y para que se conozca. Perdurar en el tiempo se consigue con los trabajos de conservación) y darlo a conocer se logra mediante su difusión y la divulgación al gran público.

Uhm! Un momento.

¿Difusión?

¿Divulgación?

¿Estamos hablando de lo mismo?

Bueno, podríamos decir que se trata de dos tareas fundamentales e imprescindibles una de la otra.  Tanto la difusión como la divulgación permiten la transmisión del conocimiento y general el sentimiento afectivo necesario sobre los bienes culturales para su conservación.

Si habláramos de un yacimiento arqueológico, éste se trabaja, se estudia y de ello se extraen conclusiones de carácter científico con las que escribir el relato histórico. Una vez esto, se intenta divulgar (ya sabes, tarea imprescindible de la arqueología) para darlo a conocer.

Pero la divulgación puede ir destinada a la comunidad científica. A un público especializado. Es a través de la difusión con lo que se llega al público en general.

La difusión conlleva la conversión del bien cultural en un producto de Patrimonio. Y para que un bien se convierta en Patrimonio cultural debe contar con un proyecto que “difunda” el mensaje histórico de forma adecuada, asequible, para las personas no especializadas.  

Ambas tareas – la difusión y la divulgación – son esenciales en la Gestión del Patrimonio puesto que cada una de ellas permite el avance en el conocimiento histórico y la conservación de ese conocimiento representado en su cultura material.

Difundir: un deber profesional. Divulgar: un deber social.

Por eso difundir los trabajos arqueológicos y de Patrimonio histórico forman parte fundamental de la Gestión del Patrimonio. Tanto como excavar o analizar los objetos, ya que no tendría sentido investigar algo si no tuviera como objetivo el darlo a conocer. El conocimiento histórico es intrínsecamente público.

De hecho, toda excavación arqueológica debe elaborar su informe de excavación por ley. A pesar de que es una obligación, esta faceta divulgativa muchas veces no se lleva a cabo en los tiempos estimados, generalmente por falta de presupuesto.

Además de los informes de excavaciones, las publicaciones monográficas, artículos o ponencias relacionadas con el estudio de un determinado Patrimonio Histórico son consideradas actividades divulgativas.

Por otro lado, los museos, parques arqueológicos, exposiciones y actividades que se realizan en estos centros suelen tener un carácter divulgativo, de masas, con un mensaje adaptado al público visitante con el fin de generar inquietud por los bienes culturales.

Nuestro compañero Fran Ramos en participado en unas conferencias

Pero antes de plantearnos el hacer llegar este Bien cultural patrimonio histórico del pueblo a la gente debemos realizar una buena interpretación del mismo. No podemos ofrecer el mismo tipo de información a un público especializado que a otro general. Entre otras cosas porque no se entendería.

En definitiva, el estudio e interpretación del Patrimonio cultural nos ayudará tanto a su difusión como a su divulgación en términos diferentes pero complementarios:

  • La divulgación: para un público especializado, conocedor del tema.
  • La difusión: para un público general, con un mensaje adaptado, atractivo pero fiel.

Y estas son las principales diferencias entre divulgación y difusión del patrimonio cultural. Por esta razón son imprescindibles las figuras del investigador del patrimonio y de su intérprete.

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